La epopeya del 13 de enero de 1881.
Este 13 de enero conmemoramos 138 años de la Batalla de Chorrillos, que se libró resueltamente en nuestros campos y calles, en nuestros cerros y casas. Ese día, murieron aquí miles de peruanos y chilenos. El combate fue sangriento. Muestras de valor y heroísmo hubo en el Morro Solar, en la Calle del Tren, el Malecón y la calle Lima. Después, Chorrillos ardió por completo.
Las desquiciadas tropas chilenas destruyeron y quemaron casi todo lo que se presentaba a su paso. Arrasaron con iglesias y negocios, así como casas de chorrillanos y extranjeros que tenían flameando su bandera para que se les respetase. No hubo quien pare a la tropa del sur. Cuentan -incluso historiadores chilenos-, que estas hordas asesinaron hasta a sus propios oficiales opuestos a sus desmanes. La destrucción fue absoluta.
Al final de la batalla y ya en poder de la plaza, soldados chilenos con algunos peruanos cautivos recogieron los cuerpos y los llevaron a la hondonada donde hoy se ubica el Estadio Municipal o “Cancha de los Muertos”, pues allí se ubicaba el cementerio del distrito, como figura en el plano de Chorrillos, levantado por Antonio Dupard en 1859.
Una gran fosa común fue el destino de los combatientes caídos en esta batalla. Sus familias lloran su ausencia en esta fecha funesta. El 13 de enero se convirtió los años siguientes en fecha de peregrinación a Chorrillos y obligada subida al Morro Solar.
Durante la ocupación chilena (1881-1884), un valeroso panadero italiano, Manuel Mazzi, organizó a un grupo de artesanos para efectuar una romería al Morro Solar y rendir homenaje a los caídos en la Guerra del Pacífico. Una oración y un ramito de flores dejado al pie de una vieja cruz de madera, era el sentido homenaje de familiares y amigos a quienes dieron su vida por la defensa de la patria.
Cuando las tropas chilenas abandonan Lima, los patriotas limeños se vuelcan a los trenes para Chorrillos, a fin de homenajear a los caídos en el Morro Solar. También se realizan desfiles cívicos de las instituciones y agremiaciones limeñas. Otras instituciones, como bomberos y gendarmería, recorren los cerros chorrillanos buscando restos humanos, armas y uniformes de los combatientes para darles cristiana sepultura.
Recién a los 24 años de la Batalla de Chorrillos –en 1905-, los chorrillanos y las autoridades eclesiásticas de Lima inauguraron la Capilla de la Virgen del Morro, que brindó consuelo a quienes aún no cerraban heridas por la pérdida de sus seres queridos.
Aquellos chorrillanos que tienen hoy más de 60 años recuerdan el antiguo cerco de madera de la Virgen del Morro, copado completamente de placas, lágrimas y recuerdos de plata por los favores recibidos de la patrona chorrillana.
Recién el 26 de julio de 1922, a 41 años de la epopeya chorrillana, el gobierno de Augusto B. Leguía, inaugura el Monumento al Heroico Soldado Peruano, que luego la población bautizó como el “Monumento al Soldado Desconocido”. Al pie del cual fueron enterrados los cuerpos de 20 soldados peruanos como fiel testimonio de la entrega de lo más preciado por la patria.
A partir de ese momento, ininterrumpidamente, todos los años la población organizada marchó frente al monumento que recordaba la sangre derramada por nuestros valerosos soldados.
Lo que era una ceremonia cívico-patriótica, fue convirtiéndose en cívico-militar durante el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, quien trató de evitar las manifestaciones anticastrenses, limitando la participación ciudadana en estos actos. Algunos chorrillanos recordarán que antes hubo trancas militares en esta fecha, donde soldados armados solicitaban documentación e invitación para asistir a estos actos.
La situación cambió poco durante los gobiernos municipales de Pablo Gutiérrez, Jorge Meneses, Hugo Valdivia y Augusto Miyashiro, por lo que la población chorrillana ha ido olvidándose de este homenaje a la patria que era y sigue siendo nuestro.
A la Municipalidad de Chorrillos le corresponde recordar a todos los chorrillanos la gran entrega patriótica que dieron nuestros antepasados. Urge volver a sembrar en cada chorrillano el sentimiento patriótico, para alejar a nuestros jóvenes de la delincuencia y la drogadicción. Este ejemplo de valía y de honor nos hace sentir orgullosos de nuestro pasado y ser valientes para enfrentar el presente y el futuro.
Similar a los homenajes al Soldado Desconocido que realizan militares de otros países, el Ejército Peruano tiene un compromiso con sus muertos en batalla y debe instaurar a diario la ceremonia de reconocimiento al soldado de la Guerra del Pacífico, así como montar en el Morro Solar una guardia permanente que brinde seguridad ante el monumento.
Esperemos, llegue un 13 de enero en que, los chorrillanos nos coloquemos una escarapela en la solapa para demostrar a nuestros niños y jóvenes que recordamos a quienes dieron su vida por nuestra tierra y familia; que la patria está viva en nuestras vidas y que recorre nuestros cuerpos como la sangre que, por ella, estamos dispuestos a derramar…